Al estallar el conflicto armado conocido como la guerra del Pacífico (1879-1884), el Estado de Chile hizo un llamado a toda la población masculina a enrolarse en el ejército. En la provincia de Atacama hubo una vehemente respuesta a este llamado y en marzo del 1879 viajaron 350 soldados oriundos de la zona a reforzar el 2º de Línea en Antofagasta. Ante la magnitud de voluntarios que siguieron ofreciéndose para integrar el ejército, el intendente de la región, don Guillermo Matta Goyenechea, gestionó que se decretara la formación de un contingente exclusivo de la provincia: es así como se constituyó el Batallón Atacama Nº 1, al que se fueron sumando hombres de hasta los rincones más recónditos de la provincia, de todas las edades y origen socioeconómico.
Un segundo batallón Atacama se conformó mientras el Atacama Nº 1 actuaba en las campañas terrestres. En breve se encontraron ambos en el frente de batalla, donde, si bien resultó un saldo de cientos de muertos y heridos, tuvieron la satisfacción de alcanzar la victoria con el ejército.
La participación de la provincia de Atacama en la guerra fue transversal, pues nunca dejó de involucrarse la sociedad en su conjunto, acompañando a sus soldados a lo largo de las campañas: los vecinos de la provincia, bien en calidad de individuos, bien por medio de instituciones públicas o agrupaciones colectivas, colaboraron con insumos, dinero, ofrendas y actividades simbólicas. Un ejemplo del excepcional esfuerzo de la sociedad es la recepción de que fueron objeto los dos batallones en las calles de Copiapó, una vez concluida su actuación, entre calles adornadas con flores, banquetes y arcos de triunfo.
La colección patrimonial de los batallones de Atacama se encuentra bajo el cuidado del Museo Regional de Atacama en la ciudad de Copiapó. Su acervo histórico y patrimonial está conformado por cartas, trajes militares, armamento, utensilios varios, periódicos y fotografías, sin dejar de mencionar los estandartes de los batallones N° 1 y N° 2.
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