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Terremoto de 1918 en Copiapó retratado por José Olivares Valdivia


93 fotografías tomadas por José Antonio Olivares Valdivia permiten dimensionar las consecuencias del terremoto ocurrido el 4 de diciembre de 1918 en Copiapó, que tuvo una intensidad de 8,2 grados en la escala de Richter, duró 02:32 minutos y fue perceptible entre Arica y Santiago de Chile.

Las imágenes fueron publicadas en las revistas Sucesos el 19 de diciembre y en Zig- Zag el 21 de diciembre, pues Olivares fue su corresponsal gráfico desde 1917.

Olivares vendió luego las fotografías al público general:

"El corresponsal gráfico de revista Sucesos, Sr. J. Olivares Valdivia, que fijó en su objetivo todos los destrozos causados por el terremoto. Quien se interese por la colección completa puede dirigirse a casilla 202, Copiapó" (Martínez, 2006).

El conjunto también fue utilizado por el alcalde de la ciudad Horacio Berger, quien viajó con las imágenes para incentivar la ayuda desde Santiago. El traslado fue autorizado por la Municipalidad de Copiapó en la sesión del 13 de diciembre:

"Se considera de extricta (sic) necesidad el viaje del señor alcalde a la capital, acompañado del secretario y del abogado de la Corporación, para que gestione urgente ayuda en esferas del gobierno, llevando consigo un álbum fotográfico de la catástrofe a fin de hacer campaña en Santiago a favor de Copiapó" (Sesión Extraordinaria de la Municipalidad de Copiapó, 13 de diciembre de 1918).

El alcalde cumplió su cometido, pues las fotografías se publicaron en el diario El Mercurio de Santiago el 22 de diciembre de 1918 y al poco tiempo las autoridades iniciaron la reconstrucción de la ciudad.

Olivares Valdivia: reportero gráfico del Norte

Olivares Valdivia adquirió un gran prestigio en Atacama como reportero gráfico. Sus capturas al natural se publicaban en diarios y revistas locales, "y su trabajo de corresponsal le permitía atraer más clientes al estudio con la promesa de después enviar sus fotografías a las revistas" (Martínez; Salgado, 2006: 36).

Este tipo de fotografía se entiende como un testimonio de acontecimientos, personas, modas y costumbres, y a veces se cristaliza en un álbum que registra la memoria visual de un hecho histórico como el terremoto de Copiapó.

A fines del siglo XIX, profesionales y aficionados difundieron en pasquines y libros especializados las vistas de paisajes, avances del ferrocarril e industria, eventos cívicos y costumbres e incrementaron el interés del público por saber qué ocurría más allá de su entorno inmediato.

Una modalidad del reportaje visual fue el sensacionalista, centrado en la exposición de imágenes dramáticas. Olivares siguió esta tendencia en algunas ocasiones, como lo demuestran los registros de calles y avenidas destruidas y las escenas de interiores domésticos, hospitales o albergues que sirvieron de refugio mientras se reconstruía la ciudad (Martínez; Salgado, 2006: 36).

Su opción fue validada por los editores de Zig Zag y Sucesos, pues ellos combinaron los cuadros con poco o nada de texto con el fin de incrementar las ventas entre un público analfabeto a través del uso de la imagen como elemento narrativo.

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